Coronavirus.
El canto de los gallos
¿a mediodía?
Ciudad en calma.
Los humanos aislados
en cada casa.
Mañana gris.
Pasa un cortejo fúnebre:
solo dos autos.
En cuarentena.
Días de la semana:
todos iguales.
Plena pandemia.
La humanidad entera
estremecida.
Vieja parroquia.
Sus campanas puntuales
también callaron.
Papa Francisco.
En la plaza vacía
solo su voz.
Luces del barrio:
poco a poco se encienden
con el crepúsculo.
Viento nocturno:
rozan el pavimento
las hojas secas.
Último adiós.
Los deudos, con barbijo,
dicen amén.