Haiga - Febrero/2010

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Galería I

          Inaugurando esta nueva Sección del blog (Galerías), María del Carmen Risso nos invita a este recorrido por su obra, en una primera entrega de doce motivos en sumi (tinta) y témpera que son los medios que utiliza para expresarse.


          María del Carmen (Mara, como firma sus trabajos) es, desde el año 2005, discípula de la profesora Lilia Sasaki de Fushimi, docente autorizada en la Argentina por “Koorin” Sumi-e Japan.

          Quedan, por lo tanto, expuestas a vuestra consideración las pinturas que hoy se suman a este espacio, abierto a todos.

Gracias.

Las nubes lentas
tras los álamos quietos...
Se enfría el té.

¿Qué es un Haiga?


          Para acompañar al haiku, algunos poetas realizan una pintura, generalmente sin demasiada perfección, que sigue la línea de sencillez que caracteriza al mismo y, en muchos casos, sin que guarde una relación directa con el sentido del poema. A esta conjunción se la denomina haiga.
          El haiga (俳画, haiga) es un estilo de pintura japonesa basado en la estética del haikai-no-renga, del cual deriva la poesía haiku, y que ilustraba esos poemas mediante una sola composición. Al igual que los versos que acompañaba, el haiga estaba basado frecuentemente en una simple pero profunda observación del mundo cotidiano. Stephen Addiss indica que dado el hecho de que «ambos eran creados con el mismo pincel y tinta, incorporar una imagen al poema haiku era… una actividad natural».
          Del mismo modo en que el haiku yuxtapone internamente sus imágenes, el haiga también contiene una yuxtaposición entre el haiku y la obra de arte. Aunque la obra de arte, como ya se ha dicho, no necesariamente representa de forma directa las imágenes contenidas en el haiku.
          Matsuo Bashō fue el primer poeta en adoptar esta forma pictórica del haiku.
 

Retrato de Matsuo Bashō realizado por el artista Yokoi Kinkoku en 1820.
La caligrafía relata uno de los poemas haiku más famosos de Bashō.

(Matsuo Bashō)

Un viejo estanque
salta una rana ¡zas!
chapaleteo.


Traducción por Octavio Paz y Hayashiya Eikichi.


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          Matsuo Bashō vivió entre 1644 y 1694. Sus pinturas modestas no intentaban impresionar con valores técnicos o colores brillantes. Pero fijaron el tono que la mayoría de los haiga debía seguir.
          Un poeta importante, Yosa Buson, era, a su vez, un notable pintor. Algunas de sus pinturas van más allá de la simplicidad y de la modestia establecidas por Bashō.
Esto condujo a dos consecuencias:
1º)- El haiga se convirtió en una forma de arte que fue gozado por un público más numeroso que antes.
2º)- El haiga pasó a ser un género que podían practicar los artistas profesionales, aunque no fueran poetas. Mientras los haijin (poetas del haiku) continuaron, en muchos casos, agregando imágenes a sus poemas.

El haiga actual:
          A pesar de que el estilo tradicional haiga aún sigue vigente, los artistas contemporáneos han empezado a experimentar con la forma, acompañando al haiku con imágenes digitales, fotografías y otros medios, logrando interesantes composiciones en una amplitud de posibilidades que enriquecen la expresión del haiga.

Fuente:
  • Addiss, Stephen (1995). Haiga: Takebe Sōchō and the Haiku-Painting Tradition. Richmond: University of Richmond.
  • haigahaikai.blogspot.com

¿Qué es un Haiku?


 
          En lo formal, y en una síntesis de las definiciones consagradas, podemos decir que haiku es una expresión poética de origen japonés que, tradicionalmente, basa su estructura en un total de 17 sílabas, distribuidas en tres versos de 5, 7 y 5 sílabas, respectivamente, sin rima, con un lenguaje sencillo, sin refinamientos retóricos, pero sin caer en lo vulgar.

           Su contenido y razón de ser está dirigido a captar el instante en esa relación hombre-naturaleza (incluido el entorno humano) que llama la atención del poeta y que, por minúsculo que parezca el hecho, esté asociado a lo trascendente dentro de ese incesante devenir en que lo efímero es lo único permanente.

Flores de almendro.
Colgado el viejo abrigo
suma otro invierno.

           Matsuo Bashō (1644-1694), considerado el “padre del género”, por haber dotado al haiku de espiritualidad y valor estético, lo definía como aquello que sucede en este lugar, en este momento. No obstante, el término, tal como lo empleamos actualmente, fue acuñado de manera definitiva por Masaoka Shiki (1867-1902). Históricamente, deriva del haikai-no-renga, que era una composición encadenada de propuestas y respuestas en verso, practicada por grupos de poetas, y de hokku que era la denominación que recibía la primera estrofa de esa sucesión.
           
            El haiku, por lo general, debe contener “kigo”, que es una referencia a la estación del año, según lo exige la escuela tradicional. Actualmente, en un marco de diversidad que supone su difusión a escala mundial, se ha extendido la práctica de lo que podríamos llamar “haiku libre”, una corriente que, tanto dentro como fuera de Japón, no se somete a los preceptos clásicos e introduce, además, temas de orden urbano, social, humorístico(1), etc.      

            Aun así, todo haiku debe contener el llamado “espíritu del haiku” que, esencialmente, es lo que le da el carácter de tal, le confiere valor poético y se lo reconoce como género.



(1) En un sentido estricto, “hai” significa “divertido, cómico”, aunque el uso del término ha perdido vigencia, pasando a ser “haiku” el equivalente de poema de 5-7-5 sílabas.



Focos de barrio,
la lluvia luce flecos
amarillentos.

Almendro en flor.
Colgado el viejo abrigo
suma otro invierno.

Duermen los pájaros.
No cesa su concierto
tu corazón.

Nieto y abuelo,
luna llena en sus ojos:
la misma edad.