Recién plantado,
doblada por el viento
también la estaca.

6 Comments:

Xaro La said...

Qué viento tan fuerte tenía que hacer...Muy auténtico, como suelen ser tus haikus.

Besitos Juan Carlos

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Xaro.
Sí, creo que un poco fue la fuerza del viento y la lluvia, y otro poco la escasa precaución de quien lo plantó, que no fijó con firmeza el tutor. Quizás, también el hecho de que la tierra estaba blanda. Sea como sea el pobre arbolito lucía doblado tanto como su estaca. Para tu tranquilidad, te informo que el vecino ya corrigió la falla.

Otro beso para ti.

Josefa said...

Perfecto haiku. Describes muy bien el momento. Gracias amigo por tu inspiración.

Juan Carlos Durilén said...

Querida Josefa, ¡cuán amable eres!
Gracias por la constancia de tu compañía y de tus palabras.
No hago otra cosa que dejar testimonio de aquello que me sorprende o me conmueve.
Me alegra que se establezca esta afinidad.

Un beso.

Anónimo said...

Juan, me gusta lo que leo, los encuentro hermosos, parece sencillo al leerlo, pero no lo es al escribirlo.
Un beun fin de semana, y seguiré disfrutando de tus bellos haikus.
Un abrazo.
Ambar

Juan Carlos Durilén said...

Eres muy amable, Ambar.
Me alegro que el poema promueva en ti estos sentimientos.
Esa dificultad que señalas es común en nuestro universo haiku, pero tú tienes las condiciones necesarias para enfrentar este hermoso desafío. En el ejercicio hallarás la recompensa. Así, pues, ¡adelante!

Un gran abrazo, amiga.