Demolición.
Las palomas observan
desde otra torre.

10 Comments:

Anónimo said...

Hola Juan Carlos.
Buen punto de mira desde otra torre, al igaul que las palomas, nosotros deberiamos mirar la vida desde otros ángulos, puede que así llegaran respuestas a muchas de nuestras preguntas, muy prifundo este haiku, gracias.
Un abrazo.
Ambar.

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Ambar.
Como siempre, tu amable reflexión amplía y refuerza lo expresado en el haiku.
Esas palomas hallarán otro sitio donde anidar. Por ahora contemplan lo perdido, a cierta distancia.
La mano del hombre tiene otros designios...

Un abrazo, amiga.

Xaro La said...

Me resulta grandioso tu haiku Juan Carlos, es como que dice mucho más que lo que a simple vista se vé a través de esas palomas observando desde el otro edificio.
Habla de forma profunda, de impermanencia, de crisis, de crueldad, de futuro...

En tu alma de poeta hay mucha sabiduría querido amigo, es un placer leerte.

Un cariñoso abrazo

Juan Carlos Durilén said...

Aprecio mucho tu comentario, Xaro.
No tanto por esa supuesta sabiduría que tu bondad me adjudica, sino, sobre todo, por tu profunda sensibilidad.
La tan austera escena que el haiku describe fue suficiente para desencadenar en ti toda una valiosa reflexión. Es tuyo el mérito.
Gracias, amiga.

Un abrazo.

Luján Fraix said...

Precioso Haikus, muy original, mirar desde lo alto puede tener varias alternativas en este camino por recorrer.
Un beso grande.

Juan Carlos Durilén said...

Muy amable, Luján.
Gracias por el aporte de tu interpretación.
Tomar distancia, cambiar de perspectiva, sin duda ayuda.
La demolición de lo que hasta hoy era su hogar, obliga a las palomas a buscar otra torre, aunque supongo que observarán con desconcierto la pérdida de sus nidos y de su abrigo...

Un beso.

Josefa said...

En la crisis que estamos viviendo, tambien hay personas que como las palomas de tu haiku, ven como se desmantela la empresa donde ha estado asegurado el sustento de su familia.

Juan Carlos. Gracias por tu comentario en el blog de Josefa ¡Eres un sol!

Un Beso

Juan Carlos Durilén said...

Acompaño tus palabras, Josefa.
La situación ajena no es ajena a nuestro sentimiento; el dolor y el sufrimiento tampoco lo es. Todos somos uno. Lo que le ocurre al prójimo pasa por nuestro corazón. De tal modo que te comprendo, amiga. También nosotros lo hemos vivido y padecido. La solución está en ayudar y ayudarse; de a poco todo se irá superando. No es fácil. Allí, como en tantas partes del mundo, espero que la solidaridad y el sentido común prevalezcan.

En otro orden, fue un placer pasar por tu blog, Josefa. Gracias por tu siembra generosa.

Un beso.

gorka said...

Precioso momento lleno de compasión... Gracias...

Y sin embargo -y aunque lo parezca- nada se pierde _/\_

Un fuerte abrazo Juan Carlos!

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Gorka, por tan hermoso comentario.
Ciertamente es así. La vida no se detiene. En ese edificio deshabitado anidaban palomas y, en su momento, hubo personas, familias...
La demolición destruye y renueva, forzosamente. Es parte de lo cotidiano y también propio de la naturaleza. Hay que aceptarlo aunque a veces duela un poco.

Un abrazo, amigo.