Lluvia temprana.
Se oscurecen los muros
del viejo templo.

6 Comments:

Xaro La said...

Me parece muy hermoso Juan Carlos, la belleza de la lluvia con esa calma temprana, los muros del templo reflejando esa oscuridad de las nubes cargadas de agua.

Me gusta el haiku, me gusta el momento.Aquí con tanto calor leyendo tu haiku se siente el frescor de esa lluvia temprana.

Muchos besos querido JC

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Xaro, por tu constancia y tus siempre hermosas palabras.
Me alegra que el haiku lleve algo de frescura a tu tierra que padece el rigor del verano.

Por aquí es raro que tengamos lluvia en invierno. Ha sido un "líquido" anticipo primaveral, jejeje...

Un beso, amiga.

Antonio M. said...

Sin dudarlo ¡precioso! De los que llegan a la primera.

Un abrazote.

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Antonio.
Un doble halago viniendo de ti.
Me alegra que te llegue de tal manera.

Otro abrazo, amigo.

Luján Fraix said...

Precioso poema querido amigo.
Es un placer leerte.
La belleza en versos simples, es la que más llega al alma.
Un beso grande.

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Luján.
Me alegra que este intento de aproximarme al espíritu del haiku, halle en tu sensibilidad tan hermosa respuesta.
Eres muy generosa, amiga.

Un placer tu visita.

Con todo el corazón.