Tarde de otoño.
Los cascos de un caballo
mientras llovizna.

 


6 Comments:

Leti Sicilia said...

Llegan muchas sensaciones al leer este haiku tan otoñal, gracias amigo.

Un abrazo grande.

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias a ti, querida amiga, por tu compañía y tu hermoso comentario.

Otro abrazo.

Heridario said...

Choca un caballo en la ciudad, por estas tierras españolas.Buen haiku.

Juan Carlos Durilén said...

Así es. Por estos lares, de vez en cuando se suelen oír esos cascos. Por lo general, tirando de algún carro cuyo dueño procura ganarse un peso retirando escombros, muebles, etc. Cada vez menos, por cierto.

Gracias por tu elogio.
Un abrazo.

Heridario said...

Soy Emilio Pedro Gómez, amigo de Carlos Blanc. Un abrazo.

Juan Carlos Durilén said...

¡Un placer, Emilio!

Carlos me ha hablado mucho de ti. Sobre todo, con respecto a los buenos haikus que escribes. Gracias, de nuevo, por acercarte, por acompañarme y por dejar tus generosas palabras.

Otro abrazo, compañero de ruta.