Lluvia de anoche.
En las hojas del tilo
aún quedan gotas.
 
 

4 Comments:

Carlos said...

Un instante remite a la memoria de otros instantes. Por decirlo de algún modo, es el haiku como signo o como testimonio del instante como signo ¿no te parece, Juan Carlos?
Como he comentado en otras ocasiones, el haiku tiene múltiples dimensiones, se despliega en múltiples dimensiones, no se agota ni mucho menos en un solo significado de lo que es el haiku.
Muy hermoso, ¡Gracias!

Juan Carlos Durilén said...

Gracias a ti, Carlos.
Coincido contigo. El haiku puede y debe referir un instante, pero es dable que también pueda remitir a otros momentos, por asociación. En todo caso, lo experimentado que se encierra en los versos de un haiku actúa como un estímulo de la memoria. De ahí que lo leído se conjugue con lo guardado y se esablezca esa empatía particular. Un íntimo reconocimiento de otra vivencia.

Un gran abrazo, amigo.

Carlos said...

Hay instantes de la vida que por sí mismos se constituyen en signos de otros instantes de la vida. A esto me refería, Juan Carlos. Es algo que me parece importante, porque en la opinión común (normalmente dogmática) el haiku es “la verdad” del instante. Pero ¿qué es la verdad? En esto no reparan... A veces la verdad es un mero signo que remite a otra verdad... 😉.
La verdad no es necesariamente un absoluto. Los humanos no digerimos bien los absolutos directamente...
Feliz año nuevo, con mis mejores deseos, para ti y para toda tu familia ❤️

Juan Carlos Durilén said...

¡Feliz año nuevo, Carlos!
Gracias por tus buenos deseos. Lo mismo sea para vosotros.

Y otro gracias por pasar por este espacio y dejar tus siempre interesantes comentarios.
Me parece apropiado lo que afirmas: la verdad no es necesariamente un absoluto. El absoluto es una dimensión demasiado grande para nuestra cabal comprensión. Lo que llamamos verdad no es más que una manifestación de lo relativo.

El haiku, por su parte, no es otra cosa que la aprehensión de un instante irrepetible, pero siempre remite a aquello vivenciado que la memoria resignifica.

Un gran abrazo.