Lluvia en otoño.
Las hojas ya no crujen
bajo los pies.

6 Comments:

SUSANA BENET said...

Uno echa de menos los sonidos, a veces. La lluvia enmudece a las hojas. Nuestro paso se vuelve silencioso, como si no estuviéramos. Me gusta este haiku.
Saludos,

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Susana.
Por tu visita y por compartir esta sensación que el haiku intenta traducir. Me alegra que así sea. Sigo "Noches blancas" porque siempre hay algo que emociona.
Continuamos leyéndonos.

Con mi afecto.

cielo claro said...

Mi estimado Juan Carlos, gracias por tu visita, lo que me ha hecho venir rauda a leerte, y te dejo mi comentario aquì, pero me di el gusto de darme un gran paseo por este estilo tan particular como son los haikus que embellecen tu noble muestra de saber versear en este estilo tan especial y hermoso.
Son divinos las expresiones que nos dejas leer en estos versos.

Te dejo mis abrazos chilenos para ti.
Besos.

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Freya.
Como siempre, ¡cuánta generosidad en tus palabras! Es una alegría y un placer tenerte por aquí, que en ti el haiku se prodigue y provoque este concepto tan encomiable. Una emoción recíproca.
Recibe todo mi cariño desde este lado de los Andes.

Josefa said...

Es un placer visitar este blog y leer los vellos haikus que escribes.
Un afectuoso saludo.

Juan Carlos Durilén said...

Josefa: es un honor para mí contarte entre los amigos seguidores de este blog.
¡Bienvenida!
Gracias por tus hermosas palabras tan alentadoras. Es un placer compartir contigo estas "miradas del corazón".

Recibe todo mi afecto.