Juan Carlos, uno de los haikus más bellos que te he leído. Esa rama quebrada, como si tornara al otoño mientras el resto sigue su curso. Sencillamente impresionante.
¡Qué placer, Mercedes! Gracias por tu visita y tus palabras, siempre oportunas. Así es. No habrá otra primavera para esa rama. Pero sí otras hermanas la reemplazarán, con el verde nuevo y la sombra completa...
¡Oh, cuánto halago, Ana! Muchas gracias por tu compañía y por tus palabras tan entusiastas. Pero, no olvides que el haiku está allí, a cada paso, en cada momento... Al menos, lo que hago yo es sólo transcribirlo de la mejor manera.
que bien sabes mirar... que bien sabes decir... que bien sabes regalar la belleza de este haiku, a los que tenemos la suerte de pasarnos por tu blog. un beso.
¡Y "usted", Claudia, cada día pondera más! Espero merecerlo. Te reitero lo que más arriba le comentara a Ana: el haiku está allí, a cada paso, en todo momento... En mi caso, sólo intento transcribir ese instante de la mejor manera que me es posible. No estoy creando nada. Sólo transcribo.
Querida Mirta: Perfecta tu interpretación. Salgo a caminar todas las mañanas, pero no tengo cámara. Hubiera sido interesante mostrar ese "algo de otoño" en el verdor del fresno... De todos modos, por lo que puedo apreciar, el haiku ha sido capaz de describirlo claramente. Me alegro por ello.
¡Muchas gracias, Mercé! Son un gran estímulo tus generosas palabras, al igual que tu compañía. Es reconfortante y placentero poder compartir "miradas del corazón" con personas tan sensibles como tú...
14 Comments:
Ahí se quedó ese pedazo de otoño que no se transformará en primavera.
Un abrazo, Mercedes.
Juan Carlos, uno de los haikus más bellos que te he leído. Esa rama quebrada, como si tornara al otoño mientras el resto sigue su curso. Sencillamente impresionante.
Felicidades.
Un beso
¡Qué placer, Mercedes!
Gracias por tu visita y tus palabras, siempre oportunas.
Así es. No habrá otra primavera para esa rama. Pero sí otras hermanas la reemplazarán, con el verde nuevo y la sombra completa...
Otro abrazo para ti.
¡Oh, cuánto halago, Ana!
Muchas gracias por tu compañía y por tus palabras tan entusiastas. Pero, no olvides que el haiku está allí, a cada paso, en cada momento... Al menos, lo que hago yo es sólo transcribirlo de la mejor manera.
Eres muy amable.
Otro beso para ti.
Rama quebrada:
del árbol verde cuelga
algo de otoño...
Muy, muy hermoso, Juan Carlos. Felicidades!!
Un beso
Elsa
¡Muchas gracias, Elsa!
¡Cuánto me alegra que el haiku despierte en ti tan amable comentario!
Nos seguimos acompañando y leyendo.
Otro beso.
me sumo a los elogios: usted cada día escribe y siente mejor!!!
(lo de usted es en tono jovial)
Un abrazo
Juan Carlos.
A ese árbol ya le llega el otoño... esta vez no en las hojas, el haijín ha reparado en la rama que ya amarillea en él.
Sorpresa en tu observación. Gracias por mostrarlo.
Un abrazo fuerte
que bien sabes mirar...
que bien sabes decir...
que bien sabes regalar la belleza de este haiku, a los que tenemos la suerte de pasarnos por tu blog.
un beso.
¡Y "usted", Claudia, cada día pondera más! Espero merecerlo. Te reitero lo que más arriba le comentara a Ana: el haiku está allí, a cada paso, en todo momento... En mi caso, sólo intento transcribir ese instante de la mejor manera que me es posible. No estoy creando nada. Sólo transcribo.
Gracias, una vez más.
Un beso.
Querida Mirta:
Perfecta tu interpretación.
Salgo a caminar todas las mañanas, pero no tengo cámara. Hubiera sido interesante mostrar ese "algo de otoño" en el verdor del fresno...
De todos modos, por lo que puedo apreciar, el haiku ha sido capaz de describirlo claramente. Me alegro por ello.
Gracias por tu compañía.
Un beso.
¡Muchas gracias, Mercé!
Son un gran estímulo tus generosas palabras, al igual que tu compañía.
Es reconfortante y placentero poder compartir "miradas del corazón" con personas tan sensibles como tú...
Otro beso para ti.
Saludos estimado amigo.
Gracias por la bondad de sus versos.
Allí están los senderos de su Ser.
Namasté!!!
¡Muchas gracias, amigo J.C.!
Me honra su visita y es un placer compartir este sendero del espíritu, en la brevedad y la sencillez del haiku.
Un fuerte abrazo.
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