Junio/2011

Imagen tomada de Internet. Capilla serrana
Mina Clavero - Pcia. de Córdoba (Argentina)

20 Comments:

Anónimo said...

¿Las campanas juegan con el viento o es el viento quien juega con las campanas? Precioso, Juan Carlos. Un saludo _()_

Leti Sicilia said...

Sencillamente ¡hermoso! Un instante en el todo es uno, realmente bello.
Gracias Juan Carlos.

Un cariñoso abrazo.

bibivarelagibb said...

¡ Qué bellooo!

Participe del juego y fui campana y viento...
Gracias por brindar este aire que respiro

un beso Juan Carlos

Juan Carlos Durilén said...

Aprecio mucho tu visita y tu comentario, amigo Ermitaño.
Siempre es bueno que el lector pueda recrear a su modo lo que el haiku expresa o intenta expresar.

Nos seguimos leyendo.

Un abrazo.

Juan Carlos Durilén said...

Gracias a ti, Leti.
¡Cuánto me alegra saber que ha sido grata la lectura de esta composición de imagen y haiku!

Seguimos compartiendo el camino.

Un beso.

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Bibi.
¡Qué bien me hace saber que te has sentido dentro de ese juego!
Realza el valor de lo que propone el conjunto.

Continuamos acompañándonos.

Un beso.

Gloriab said...

Como todos tus Haiku, se sienten, en este juego de cuerdas, viento y campanas, se escucha hasta el tañir. Bellísimo Juan Carlos, te felicito.

Juan Carlos Durilén said...

¡Cuánto aprecio tus palabras, Gloria!
Elogiosas, como siempre. Aunque también digo (y lo repito) que tanto valor tiene el haijin como el lector. Sin esa sensibilidad, sin esa complicidad, sin esa participación del lector, el haiku quedaría solo.

Que sigas bien, amiga.

Un beso.

La vida en tránsito-fotografías said...

Apreciado amigo:

Bello momento que Ud. refleja y que me invita a contemplar la existencia en sobrio silencio.

Con afecto.

Namasté!!!

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, una vez más, J.C.
Por esta fiel compañía desde que apareciera "Hojas de Haiku", y por los comentarios siempre tan amables.
Me place saber que lo publicado llega de esa manera e induce a tal contemplación.

Un gran abrazo, amigo.

Mirta Gili said...

Tal es el silencio y la soledad... que ni siquiera el movimiento de la cuerda lo interrumpe sino que lo acomaña.
Un hk magnífico !
Un beso

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Mirta.
Preciosa descripción te ha inspirado el momento que evoca el haiku.
Aprecio mucho tu comentario, tu compañía y tu apoyo.

También yo recorro con frecuencia y con placer tus entregas.

Un beso.

Ana said...

Es delicado e impactante a la vez, me ha encantado este haiku, Juan Carlos. Enhorabuena y gracias por transmitirnos tantas sensaciones.

Un abrazo,

Ana

Juan Carlos Durilén said...

Como siempre, Ana, tan amable tu comentario.
Reconforta saber que el haiku pueda establecer esta conexión, esta afinidad tan cercana.
Agradezco tu presencia y que te hayas detenido en este lugarcito.

Un beso.

Juan Carlos Moreno said...

Buenísimo Juan Carlos:

Delicado
Me ha encantado leer este haiku
y tb ver la composición fotográfica

Mi enhorabuena!

Un Abrazo

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, tocayo.
Muy amables y alentadoras, como siempre, tus palabras.
Da gusto compartir esta mirada y esta imagen de mis serranías.

Continuamos intercambiando sensaciones.

Otro abrazo, amigo.

Bea Candiani said...

Me atrevo a decir que esto es un haiga. La imagen y el haiku han creado una unidad, un todo que contiene el infinito poético. ¡Hermoso!

Juan Carlos Durilén said...

Agradezco mucho tus palabras, querida Bea.
Y sobretodo ese concepto al que podríamos definir como "haiga moderno". El haiga clásico que, desde luego, no ha perdido vigencia ni identidad, deberá compartir la conjunción actual que las nuevas tecnologías aportan a la vida cotidiana y al arte. Hay quienes llaman, con propiedad, "fotohaiku" a esta simbiosis, para diferenciarla del trabajo manual. Pero, también creo que la incorporación de la imagen como soporte y que establece un nexo con el poema, bien puede encuadrarse en el haiga.
Más allá de la tradición del haijin que utilizaba el pincel para la escritura y que lo extendía a trazos de imágenes, más o menos elaboradas, (salvo la perfección del Maestro Buson y otros, desde luego), hoy Internet nos permite escribir sin tinta y pintar sin pincel...

Gracias por tu grata visita, amiga.

Un beso.

Rafael Castillo said...

Hermoso momento, Juan Carlos: Mi espíritu se eleva y se conmueve con tu foto y tus bellísimas palabras; recogimiento espiritual y movimiento de esas cuerdas que parecen unir cielo y tierra. Un abrazo.

Juan Carlos Durilén said...

Muy amable tu comentario, Rafael.
Gracias por tu nueva visita y detenerte en este lugar.
Aprecio tus palabras por el efecto que esta conjunción de imagen y haiku ha provocado en ti.
Una afinidad que el haijin procura, y cuando se logra uno vive la íntima alegría de lo compartido.

Un abrazo, amigo.