Sin su espinillo
se quedó la calandria.
Canta a lo lejos.

8 Comments:

Josefa said...

Hola. Paso por aquí para leer tus haikus. Un abrazo querido amigo.

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Josefa.
Siempre eres bienvenida. Tus miradas sobre las mías, sumadas a tus palabras, son un especial motivo de regocijo.

Un beso.

Josefa said...

Juan Carlos: El poema 33 publicado en el blog de Josefa está dedicado a todos los hombre buenos que pasan por dicho blog y tú ers uno de ellos.
Un beso con todo cariño.

Juan Carlos Durilén said...

De nuevo, gracias, Josefa.
Sin duda es un bello poema.
Y un honor el que me haces al considerarme un hombre bueno. Es un alto honor. ¡Ojalá lo merezca!

Aprecio mucho tus visitas y tu siembra de bien.

Un beso para ti y otro para Consuelo.

Gloriab said...

!!!! Ay cuánta pena !!! En eso pienso cada vez que hay un incendio forestal...Sin palabras.

Juan Carlos Durilén said...

Así es, querida amiga.
Aquí, por nuestras sierras cordobesas, desgraciadamente, los incendios son frecuentes en esta época del año.
Toda la flora y gran parte de la fauna es arrasada brutalmente por el fuego, muchas veces afectando a zonas de monte virgen. Ceniza y desolación...

Gracias por pasar y dejar tus impresiones.

Un abrazo.

Claudia Bakún said...

me llega doblemente:por el haiku y por todo lo que me liga a esa tierra que será la mía.Un abrazo, y roguemos por la calandria y su casa

Juan Carlos Durilén said...

¡Cuánta me alegra, Claudia, que en algún momento estas serranías serán parte de tu vida!
Como verás, esa belleza también tiene un lado que nos duele, pero eso mismo hace que la amemos y cuidemos más. Porque no todo es fatalidad: los irresponsables y desaprensivos andan por todos lados...

Gracias, amiga, por pasar y detenerte.

Un beso.