Luna empañada.
Sin tregua y sin barrera
las sierras arden.

4 Comments:

Leti Sicilia said...

Tu haiku me llena de tristeza Juan Carlos, espero no haya sido obra de algún desaprensivo. Ojalá muy pronto puedas contemplar la luna con total nitidez.

Un abrazo fuerte.

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Leti, por tu compañía y tus palabras.
Es época de sequía en una amplia región de nuestra geografía. Y, particularmente, en Córdoba, por sus características, el riesgo aumenta. Casi todos los años debemos soportar este flagelo, tan difícil de combatir. Hay campañas preventivas, pero sea por algún irresponsable o por causas naturales, el fuego se presenta arrasando todo... Pienso en quienes no pueden escapar, como los pichones en sus nidos, cuises, lagartijas, insectos... hasta el propio ganado que, a veces, anda disperso, además de todo el monte. Es terrible.

El haiku es solo un pálido reflejo de esa devastación. El dolor es inevitable. Hoy, con el humo, el polvo y la ceniza, el sol mostraba un amarillo que daba temor.

Gracias, de nuevo, amiga.
Un beso.

Josefa said...

Pienso en quien con total irresponsabilidad, hace tanto daño a la naturaleza. El ser humano es autodectructible.
Un beso.

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Josefa, por tu constante compañía y tus palabras siempre oportunas y generosas.
Tal como tú dices el ser humano no aprende, ni siquiera frente a la amenaza de su propia destrucción.
Y, en estos casos, pese al esfuerzo denodado de bomberos y grupos de apoyo, muchas veces la tarea es vana.

Noche en las sierras.
Fatal, las ilumina
su propio fuego.

Dicen: “No hay víctimas”
Sin árboles ni pájaros
la sierra humea.

Un abrazo, querida amiga.