Llovizna apenas,
huellas en el rocío
de la gramilla.

8 Comments:

Xaro La said...

Poesía pura y de la buena.

Un fuerte abrazo

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Xaro.
Por condensar tan elogioso concepto.
Ojalá lo merezca. Respeto tu sensibilidad.

Otro abrazo para ti.

Anónimo said...

Buena imágen,Juan Carlos;demuestra la atenta mirada del haijin.


Un abrazo

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Luezei.
Si es como dices, es porque también tu mirada lo advierte. Es así como el haiku cobra vida y se cierra en la sensibilidad del lector y haijin, en este caso.

Otro abrazo.

ana rosa said...

Genial como siempre Juan Carlos; me sigue sorprendiendo cuando alguien es capaz de captar con su mirada "huellas", sean de la clase que sean.Si no somos capaces de ver las huellas nos perdemos lo que ha acontecido y lo que acontecerá. Gracias. Un beso:

Ana.

Juan Carlos Durilén said...

Precioso comentario, Ana Rosa.
¡Ojalá lo merezca!
Insisto en esto: es tu propia mirada, tu propia evocación, lo que permite que la conexión se establezca. Tu alma de poeta lo hace posible.

Gracias por detenerte aquí.

Un beso.

Josefa said...

Me gusta como has captado el momento. Precioso.
Besos. Gracias por tus enseñanzas.
Besos.

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Josefa.
Siempre tan atenta y generosa.
Y si mis palabras suenan a enseñanza que no sean otras que las de tu propio camino.

Nos seguimos acompañando.

Otro beso.