Al agua otra hoja… ¿cuántas irán ya? ¿Tantas que hasta el mismísimo cielo parece temblar?
Hace poco escribí un haiku sobre una hoja que temblaba y al leer tu bonito haiku no pude evitar el leerlos seguidos y sentir como el temblor se propaga con armonía. He sentido ese pequeño temblor cruzar un océano…
Muy bueno Juan Carlos.... Ese estar tranquilo contemplado como caen la hoja y perturba el reflejo que vuelve a aquietarse hasta la siguiente hoja que.... Gracias...
Gracias, Alberasan, por tu hermoso comentario y la frecuencia de tus visitas. Me alegra que esa asociación de miradas parecidas puedan trasmitir esta emoción a distancia. En mi caso, la quietud del agua donde se refleja un cielo otoñal, se ve de pronto removida por las hojas que ya comienzan a caer por estas latitudes. Es un breve movimiento, apenas un temblor, y el cielo reflejado se estremece. No sé, pero como tú, encuentro una conexión trascendente en ese momento cautivante. Bueno, creo que el haiku es eso. Al menos es lo que procuro que sea.
Muchas gracias, Mercedes. Un placer tu compañía y la generosidad de tus palabras. Me emociona comprobar cómo coincide la mirada sobre lo percibido y la cercanía que genera.
Un momento, eso es lo que dura todo un momento. Y en el agua de nuestra vida caen las hojas del tiempo. Y con su suave temblor mece los reflejos de lo ya, vivido. Que bonitos son tus haikus Un abrazo. Ambar.
Muy buen haiku,Juan Carlos,cómo se nota tu compenetración en todo lo que te rodea y la percepción de los sucesos más sutiles que ocurren en cada instante.Felicitaciones. Un abrazo.
Precioso lo que expresas, Ambar. Me alegra que este humilde haiku haya promovido tan profunda reflexión que comparto. Todo este sentimiento sobre nuestra propia vida. Por lo tanto, lo bonito (como tú dices) del haiku, es aquello que se manifiesta en el lector, que lo revive y lo fecunda.
Aprecio mucho lo que dices, Luezei. Muchas gracias. Me alegra que esa percepción que el haiku intenta condensar, se pueda trasmitir lo más fielmente posible. Pero, insisto. El haiku se cierra en el lector. El lector (o el oyente) es el que le da sentido, recreándolo.
Gracias a ti, Antonio, por tu visita que me honra y por tus palabras. Estamos en dos disciplinas distintas, pero unidas por el lazo común de la poesía. Y tu poesía, amigo, sin duda enaltece las letras y el corazón. Estamos, por lo tanto, en el mismo camino con igual propósito, y el honor para mí de compartirlo. Celebro que así sea.
Muchas gracias, Elena. Un hermoso regalo en este domingo otoñal, el de tu compañía y el de tus palabras siempre tan amables. Estamos compartiendo otra estación y las sensaciones que nos genera. Tu corazón de poeta lo sabe.
16 Comments:
Al agua otra hoja… ¿cuántas irán ya? ¿Tantas que hasta el mismísimo cielo parece temblar?
Hace poco escribí un haiku sobre una hoja que temblaba y al leer tu bonito haiku no pude evitar el leerlos seguidos y sentir como el temblor se propaga con armonía. He sentido ese pequeño temblor cruzar un océano…
Un fuerte abrazo, amigo
Muy bueno Juan Carlos.... Ese estar tranquilo contemplado como caen la hoja y perturba el reflejo que vuelve a aquietarse hasta la siguiente hoja que....
Gracias...
Un abrazo, Mercedes kotori
Gracias, Alberasan, por tu hermoso comentario y la frecuencia de tus visitas.
Me alegra que esa asociación de miradas parecidas puedan trasmitir esta emoción a distancia.
En mi caso, la quietud del agua donde se refleja un cielo otoñal, se ve de pronto removida por las hojas que ya comienzan a caer por estas latitudes. Es un breve movimiento, apenas un temblor, y el cielo reflejado se estremece.
No sé, pero como tú, encuentro una conexión trascendente en ese momento cautivante.
Bueno, creo que el haiku es eso. Al menos es lo que procuro que sea.
Un gran abrazo.
Muchas gracias, Mercedes.
Un placer tu compañía y la generosidad de tus palabras.
Me emociona comprobar cómo coincide la mirada sobre lo percibido y la cercanía que genera.
Otro abrazo.
Gracias Juan Carlos por ese instante compartido.
Un abrazo de corazón
Gracias a ti, Josefa.
Por dejar tu huella y tu afecto.
Estas "miradas del corazón", como es todo haiku, no saben de distancias ni de tiempo.
Un gran abrazo, querida amiga.
Un momento, eso es lo que dura todo un momento.
Y en el agua de nuestra vida caen las hojas del tiempo.
Y con su suave temblor mece los reflejos de lo ya, vivido.
Que bonitos son tus haikus
Un abrazo.
Ambar.
Muy buen haiku,Juan Carlos,cómo se nota tu compenetración en todo lo que te rodea y la percepción de los sucesos más sutiles que ocurren en cada instante.Felicitaciones.
Un abrazo.
Precioso lo que expresas, Ambar.
Me alegra que este humilde haiku haya promovido tan profunda reflexión que comparto. Todo este sentimiento sobre nuestra propia vida.
Por lo tanto, lo bonito (como tú dices) del haiku, es aquello que se manifiesta en el lector, que lo revive y lo fecunda.
Gracias, amiga.
Un beso.
Aprecio mucho lo que dices, Luezei.
Muchas gracias.
Me alegra que esa percepción que el haiku intenta condensar, se pueda trasmitir lo más fielmente posible. Pero, insisto. El haiku se cierra en el lector. El lector (o el oyente) es el que le da sentido, recreándolo.
Un abrazo, amigo.
Tan hermoso!, ese temblar del agua, que bien refleja la realidad y movimiento.
Precioso, precioso
Abracitos amigo Juan Carlos
Gracias, Xaro.
Por la constancia de tus visitas y de tus palabras alentadoras.
Reconforta saber que lo compartido halla eco en otros corazones.
Otro abrazo a ti.
Gracias, querido amigo, por tu comentario, tan generoso. ¡Cómo envidio a quieres domináis el arte del hai-ku!
Un gran abrazo.
Gracias a ti, Antonio, por tu visita que me honra y por tus palabras.
Estamos en dos disciplinas distintas, pero unidas por el lazo común de la poesía. Y tu poesía, amigo, sin duda enaltece las letras y el corazón. Estamos, por lo tanto, en el mismo camino con igual propósito, y el honor para mí de compartirlo. Celebro que así sea.
Un gran abrazo.
El otoño nos trae la imagen de la caducidad pero también es época de semillas como es escribir un haiku tan hermoso Juan!
Muchas gracias, Elena.
Un hermoso regalo en este domingo otoñal, el de tu compañía y el de tus palabras siempre tan amables.
Estamos compartiendo otra estación y las sensaciones que nos genera.
Tu corazón de poeta lo sabe.
Un beso.
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