Vieja casona,
de sus orlas de mármol
cuelgan glicinas.

6 Comments:

Anónimo said...

Aqui de nuevo
en la vieja casona
viven recuerdos.
Que hermosos que son tus haikus y muy bellas me imagino, las orlas de marmol de esa casona.
Un abrazo
Ambar.

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Ambar, por embellecer este rincón con tus palabras.
Sin duda, esta casona a la que hago referencia tiene bondades arquitectónicas de excelencia, en las que ya se advierte el paso del tiempo, pero lo mejor (para mi gusto) son esas hermosas glicinas: la belleza viva contra el frío mármol...

Un beso, amiga.

Xaro La said...

La naturaleza no hace distinción en donde manifestarse y crece generosa allí donde las condiciones de la madre tierra son óptimas, si se plantó y se cuida, mejor que mejor.

Muy hermoso haiku, bendita natura

Un abrazo amigo JC

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Xaro.
Sin duda tus palabras ponen de relieve tu amor por la naturaleza. Y pienso que los dueños de esa casa también le rinden tributo, ya que esas glicinas y el parque están muy bien cuidados.
Ese contraste entre la piedra tallada y la flor viva me llevó a escribir este haiku.

Aprecio tu compañía, querida amiga.

Un beso.

Luján Fraix said...

QUE PRECIOSO!!!
HASTA ME HE IMAGINADO LA IMAGEN.
MUY NOSTALGICO ESTE HAIKU
UN BESITO JUAN CARLOS.

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Luján.
Me alegra que este haiku te haya impresionado de tal manera.
Aprecio tu compañía, querida amiga.

Un beso.