Entre las piedras
la hierba reverdece.
Sol de noviembre.


12 Comments:

Anónimo said...

Buenos días Juan acarlos.
Amigo…no sé si es el tiempo de otoño, el poco tiempo o la edad, que cada día voy más lenta.
He pasado por tus sombras, el árbol añoso, he visto bailar las gotas, como se rompe la rama, el nido deshecho, y por fin he llegado a estas piedras donde con el sol de noviembre, la hierba reverdece, eso es porque donde tú, estás, florece la primavera, acabo de publicar pero lo mío es distinto, aunque la esperanza siempre reverdece.
Un abrazo.
Ambar.

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Ambar.
Hermoso tu comentario. Me resulta grato tu recorrido; una manera de compartir momentos que nos llegan y nos acercan.

En breve pasaré por tu lindo espacio.

Otro abrazo.

Unknown said...

Este noviembre nos tiene confundidos. No se decide qué regalarnos, calor o frescor...
Hermoso HAIKU maestro.
Un abrazo gigante, Juan Carlos.

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, María del Carmen.
Es verdad.
Una primavera algo atípica, pero primavera al fin.

Aprecio tu compañía, amiga.

Otro abrazo.

Xaro La said...

Qué hermoso contraste nos traes Juan Carlos, la dureza de las piedras con esa hierba que reverdece bajo ese sol de noviembre.Me encanta

Un gran abrazo amigo JC

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Xaro.
Un placer compartir una de las tantas maneras que la naturaleza tiene de mostrarse, aun en medio de sitios tan severos.

Nada puede impedir la primavera.

Un abrazo, querida amiga.

momiji haiku もみじ said...

Es muy hermoso tu haiku. Justo debajo de lo que parece más duro surge la delicadeza de lo nuevo.
Muy bonito ya digo.

Un abrazo

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, momiji.
Me alegra que el haiku suscite tan generoso comentario.
No obstante, el mérito es de la naturaleza que no cesa de maravillarnos, en lo pequeño y en lo grande.

Un abrazo, amigo.

Unknown said...

qué hermosos versos, representan la vida misma, las piedras: las dificultades, duras, frías muchas veces, pero siempre, en algún momento todo tiende a la calma, a la vida, a la solución de los problemas, y ahí aparece suavemente la tranquilidad, tan esperanzadora como ese verde de la hierba que crece entre ellas
un abrazo enorme!

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Claudia.
Hermoso tu comentario. Me alegra que un modesto haiku pueda dar lugar a esta profunda reflexión de tu parte.
Una manera de completarlo y ahondar en su significación.

Valoro mucho tu aporte, amiga.

Otro abrazo enorme.

Belén Rodríguez said...

Me has hecho ver las piedras, que en esta época, están forradas de un musgo verde y mullido. Ese que utilizamos para decorar el árbol de navidad.
Un beso.

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Belén.
Un comentario que enlaza tu visión con esa costumbre navideña.
Interesante lo que cada haiku despierta.

Un abrazo, amiga.