Jacarandá.
Todo azul el camino
tras la tormenta.

22 Comments:

Pensando en Haiku, Karin Rosenkranz said...

..."Al este y al oeste, llueve, lloverá, una flor y otra flor celeste, del jacarandá"....
cuando veo estos árboles, recuerdo inmediatamente la canción de mi infancia.
saludos

gorka said...

Pues no era el momento de que esas flores cayeran (o si), pero todo un regalo para el que pudiera verlo....

Un abrazo, Juan Carlos.

Anónimo said...


Si que está bello el camino tras la tormenta,
todo se renueva y se limpia , como en la vida.

Admiro tus haikus amigo Juan Carlos.
Abrazos.

Unknown said...

Qué haiku tan hermoso ! la imagen es bellísima.
Nosotros también tenemos jacarandá rosa, color lavanda , blancos ... pero ya se están quedando sin flores.
Un abrazo gigante.
¡¡FELIZ JUEVES !! :)

Anónimo said...

Hola Juan Carlos.
De nuevo leeo el anterio y paso a pederme en esta bella imagen de jacarandá, donde azul queda el comino después de la tormenta, seguró que un brillante sol llegó para acariciar tanta belleza.
Un buen fin de semana y un abrazo.
Ambar

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Karin, por el recuerdo de esa canción de nuestra querida María Elena Walsh.
La infancia y la presencia de ese árbol en nuestro corazón.

Un beso, amiga.

Juan Carlos Durilén said...

Gorka, querido amigo.
Así es: un regalo para los ojos...
Las flores del jacarandá se desprenden fácilmente, aun sin viento o sin lluvia. De tal modo que la belleza de su copa se extiende por el suelo cubriendo su sombra del mismo azul violáceo.
En este caso la lluvia ha ayudado, sin duda.

Aprecio tu visita y tus palabras.

Un abrazo.

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Peregrina.
Valoro tu paso por aquí tanto como tu reflexión.
Me alegra que mis modestos aportes sean de tu agrado. Contemplar y compartir es la consigna.

Un abrazo, amiga.

Juan Carlos Durilén said...

¡Qué bueno, María del Carmen!
Sé que por allí abundan estos hermosos árboles. Son verdaderamente espléndidos y difícilmente uno pueda sustraerse a su belleza, su color, su porte.
Gracias, como siempre, por pasar y detenerte.

Un beso, amiga. Que tú también tengas un lindo día.

Juan Carlos Durilén said...

Hermoso comentario, Ambar.
Muchas gracias.
Tú siempre tan atenta y constante en tus visitas.
Me alegra compartir esta belleza que la naturaleza nos ofrece.

Buen fin de semana anticipado.

Todo mi afecto.

Anónimo said...

Me gusta mucho, querido Juan Carlos. No solo me parece un impresionante momento (estos son árboles fabulosos), sino una composición magnífica que me ha hecho sentir.

Un fuerte abrazo,

Pd.: ¿casualidad?, el mismo día, sin saberlo, estaba sacando a la luz otro sobre azules...otros azules...

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Elías.
Me alegra poder establecer esta afinidad a través de la belleza de un árbol, todo su encanto vivo.

En cuanto a esta coincidencia de azules, quizás no sea del todo casual. Solo con levantar nuestros ojos estaremos compartiendo el mismo cielo, es decir, uno de los tantos azules, pero acaso el más emblemático, ¿no te parece?.

Un abrazo, amigo. Pasaré por tu blog.

Xaro La said...

Qué hermosura que nos regalas con este haiku Juan Carlos, Gracias por tan bella estampa.

Un fuerte abrazo amigo JC

Juan Carlos Durilén said...

Gracias a ti, Xaro.
Como es habitual, tus palabras generosas iluminan aún más esta "bella estampa", como tú la defines.

Nos seguimos acompañando.

Otro abrazo, amiga.

Leti Sicilia said...

El aire limpio, el color de las flores, su aroma... son tantas las sensaciones que llegan con este haiku!

Gracias por el regalo Juan Carlos.

Un cálido abrazo.

Juan Carlos Durilén said...

¡Cuánto me alegra que así sea, Leti!
A veces las palabras o la propia imagen son incapaces de reflejarlo todo; pero está el corazón del lector, su sensibilidad y su imaginación para completar la escena, e incluso enriquecerla, como buen haijin, como es el caso.

Gracias, amiga.

Otro abrazo a ti.

Belén Rodríguez said...

Qué belleza de imagen!.
Es seguro que esa luz que desprende se la otorgó el sol, que llegó y baño todo con su magia.
Precioso.
Un abrazo.

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Belén.
Siempre la naturaleza nos ofrece sus maravillas, pequeñas o grandes.
Solo basta tener el corazón abierto, tanto como los ojos, para colmarnos de ellas.

Me alegra poder compartirlas.

Otro abrazo, amiga.

Unknown said...

hermoso jacarandá, uno de los árboles que más me gustan, y si el azul representa la serenidad, qué bella manera de decirlo en su poema, ya que la calma viene tras la tormenta...
hoy, querido Juan Carlos, le voy a regalar algo :)
hace unas semanas atrás, escribí algo en mi blog, también trataba sobre el jacarandá, espero que le guste.
un fuerte abrazo

http://lenalondra.blogspot.com.ar/2013/11/noviembre.html

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Claudia, por tu compañía y tu hermoso comentario.
Es verdad: todos los árboles tienen su encanto, pero el jacarandá ofrece algo especial a nuestros ojos...

Agradezco también tu invitación, amiga. Hoy mismo pasaré por tu blog.

Otro abrazo.

Anónimo said...

No estaba segura si te había leído, amigo Juan Carlos...creo que este frío tiempo me congela la memoria, pero te aseguro que este bello haiku y esas jacarandas tan coloridas y hermosas como aromáticas, merece la pena visitarlo y leerlo mil veces.
Un abrazo y una buena semana.
Ambar

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Ambar.
Muy amable de tu parte. Tu compañía y tus palabras son siempre bienvenidas.
Por lo general, comparto algún haiku cada semana. No quiero cansar a mis amigos y seguidores, jejeje...

Una hermosa semana para ti también, amiga.

Otro abrazo.