Cesó la lluvia.
Con el último sol
canta el hornero.

10 Comments:

Unknown said...

Qué Haiku más hermoso Juan Carlos.
Lamento mucho lo que ha pasado en tu provincia. Lo siento mucho. No puedo entender bien. Mi cabeza no está hecha para entender estas cosas. La buena gente no se lo merece.En realidad nadie se merece este atropello . Hago mío tu dolor . A mi también me duele.
Un abrazo gigante . Juan Carlos.

Xaro La said...

Qué hermoso momento nos traes Juan Carlos, cesa la lluvia y en ese momento tan mágico del atardecer, el canto del hornero. la sensibilidad del haijin en todo su explendor con la sencillez y humildad a la que nos tienes acostumbrados.

Un abrazo amigoJC

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, querida María del Carmen.
Me alegra que el haiku sea de tu agrado.
Valoro tu compañía y tu comentario en torno a lo acontecido en Córdoba.
Más allá de la crónica policial, más allá de las pérdidas y los destrozos, hay un trasfondo social que exige una reflexión profunda sobre nuestra sociedad y sus valores. Un sistema que lleva a estos extremos es un sistema enfermo.

Gracias, otra vez.
Un fuerte abrazo.

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, querida Xaro.
Palabras encantadoras las tuyas.
Cuento, como siempre, como es tu caso, con esa manera que tienen mis amigos de leer y "meterse" en el haiku, de hacerlo suyo.

La satisfacción de mi parte de que ello ocurra.
El placer, por tanto, de compartir momentos únicos.

Otro abrazo, amiga.

Unknown said...

el poema es un canto a la vida, no hace falta agregar palabras, y ojalá que el mundo todo, tan convulso a veces, tan triste y violento como ha sucedido en estos días, pudiera ver de una vez, "humanidad" en los humanos, que las tormentas sólo fueran parte de la naturaleza

un abrazo enorme

Juan Carlos Durilén said...

Hermosas tus palabras, Claudia.
Muchas gracias.
Que lo sucedido nos sirva para reflexionar, más que para condenar.
Si no vemos a un hermano en nuestro prójimo, seguirá reinando la ceguera.
Hoy ha muerto Nelson Mandela: otro Gandhi. ¡Cuánta enseñanza nos deja! ¡Cuánta grandeza! ¡Cuánta humanidad!
Tenemos ejemplos que nos iluminan y nos ennoblecen como especie. Todo depende de nosotros...

Otro abrazo, amiga.

Pensando en Haiku, Karin Rosenkranz said...

hermoso momento que se repite cada vez que para de llover. allí, aquí, y en dondequiera que haya pájaros.
muy bello haiku.
saludos amigo.

Juan Carlos Durilén said...

Así es, Karin.
Gracias por pasar y dejar tu comentario.
En este caso, parece que el hornero celebra que haya abundante barro con el que construye su casa.

Un abrazo, amiga.

Leti Sicilia said...

Precioso instante el que compartes amigo, gracias por tu sensibilidad.

He visto hoy en las noticias lo sucedido en Córdoba y lo lamento profundamente. Al ser humano le queda mucho por aprender.

Un gran abrazo.

Juan Carlos Durilén said...

Gracias a ti, Leti.
Un placer compartir momentos así.

En cambio, hay una realidad que muchas veces lastima, pero que nos sirve para reflexionar. Coincido contigo: nos queda mucho por aprender.

Otro abrazo, amiga.