Vendedor de ajos.
Por la calle desierta
solo su voz...

10 Comments:

gorka said...

Muy evocador, Juan Carlos.

Enhorabuena por el haiku.

_/\_

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Gorka.
Como dice Alfredo: "La alegría de compartir".

Un gran abrazo, amigo.

Unknown said...

Escucho el pregón del vendedor de ajos.
Como siempre ¡HERMOSO !
Un abrazo gigante.

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, María del Carmen.
Por el barrio aún se suele oír el pregón de los vendedores ambulantes. Me recuerda a mi pueblo, años ha...

Que tengas un hermoso fin de semana, amiga.

Otro abrazo.

Josefa said...

Veo al vendedor de ajos con la ristra acuestas paseando mi calle
y pregonando.
¡Al rico y tierno ajo!
Es curioso que a miles de kilómetros se vivan los mismos hechos.
Hermoso haiku.
Un fuerte abrazo.
Te he buscado en facebook.
Yo estoy como M.Josefa Alcaide Maestre.

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Josefa.
Una alegría tu visita.
El haiku nos hace compartir lo cotidiano, como esta coincidencia, a pesar de la distancia.

No estoy en Facebook, amiga.

Otro abrazo.

Xaro La said...

Me quedo sin palabras, se puede escuchar esa voz del vendedor, un disfrute leerte querido amigo

Un gran abrazo

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Xaro, por tu compañía y tus palabras siempre tan amables como oportunas.

Cuídate, amiga. Te deseo lo mejor.
Que tengas una semana perfecta.

Otro abrazo.

momiji haiku もみじ said...

Qué bo-ni-to. :D

Así, como la voz recia de ese vendedor de ajos, auténtica, como salida de otro tiempo. Alto y claro.

Un abrazo grande

Juan Carlos Durilén said...

Gracias, Félix.
Han cambiado los tiempos. Sin embargo, cada tanto, por el barrio (como en este caso) algún pregón se deja oír: el vendedor de huevos de granja, el de peperina, la vendedora de pan casero, la flauta del afilador o el que compra cosas en desuso...
Me traen nostalgias.
Esta vez fue el vendedor de ajos. A veces, mucho caminar y poca venta...

Otro abrazo, querido amigo.