Homenaje a un arbolito amigo




     
   El espinillo es un árbol típico de nuestras sierras cordobesas. También conocido como aromo o aromito. Es un árbol recio, sufrido, resistente a las sequías; no tiene gran porte pero su figura austera se engalana en primavera con pequeñas y numerosas flores de un amarillo intenso, muy bellas y fragantes, que lo recubren todo. Su tronco es leñoso, mientras que sus ramas presentan espinas agudas, con hojas también pequeñas y abundantes, lo que proporciona una sombra algo rala, aunque fresca y amable.

     No es frecuente hallarlo en la ciudad. Sin embargo, como citadinos amantes de nuestra flora autóctona y, en particular, de las características de esta especie, un día trajimos semillas recogidas en las sierras, donde abunda. En casa germinó y creció nuestro querido espinillo hasta alcanzar a ser, tras unos años, un hermoso ejemplar, embelleciendo el fondo de nuestro pequeño patio. Pero, con el tiempo, por razones edilicias y de cierto deterioro en su tronco, se hizo inevitable tener que desprendernos de él en estos días.

     No fue sino con dolor, y con dolor le rindo este humilde homenaje. Una despedida en tono de haiku. Tan humilde como ese amigo que ya no está, lleno de silencios y de significados...


Repica el hacha
su adiós al espinillo.
Nubes de invierno.

     
     Desde entonces, el patio ya no es el mismo. Se extraña su figura, su compañía, y sabemos que ya no veremos más la irrupción de aquellas flores doradas y el verdor renovado en cada primavera, en contraste con el tono apagado de sus ramas bajo el rigor invernal... 
     
     Habitante, ahora, del recuerdo y la nostalgia.


La pared blanca
―ya ausente el espinillo―
con otras sombras.


12 Comments:

Leti Sicilia said...

Hermoso y sentido homenaje el que compartes. Es triste perder un ejemplar que hemos plantado nosotros mismos y hemos cuidado con esmero, pero así es la vida. Como bien dices, seguirá presente en tu recuerdo.

Un cariñoso abrazo.

Juan Carlos Durilén said...

Así es, querida amiga.
Gracias por pasar y dejar tu hermoso comentario.

Nos acompañó durante muchos años. Envejecimos juntos, y juntos celebramos la vida.
Ahora estará presente en nuestra memoria hasta que nosotros también, por ley natural, seamos solo recuerdo...

Otro abrazo y que tengas un lindo fin de semana.

LA JOLI said...

Me conmueve tanto amor. Graaaaacias por eternizar nuestro querido espinillo papi!! Otro abrazo!

Juan Carlos Durilén said...

¡Gracias a vos, querida hija!
Sé que esta decisión te ha dolido, pero fue necesaria. Valoro tu comprensión y también sé que el espinillo seguirá floreciendo en nuestro corazón.

Otro fuerte abrazo.

Carlos said...

Hermosos y delicados haikus, Juan Carlos. Esa sensibilidad tan delicada tuya es lo que hace grandes tus haikus, Juan Carlos.
Por aquí creo que no tenemos ese espinillo. Quizás esté emparentado con lo que aquí llamamos espino, a secas.

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, Carlos.
Aprecio tu nueva visita y, sobre todo, tus generosos conceptos, que espero merecer.

Es posible que si no es el mismo árbol, espino y espinillo sean de la misma familia. Las características que detallo es probable que guarden relación entre sí, ya que muchas veces la misma especie recibe nombres parecidos o, incluso, diferentes según el país.

Un gran abrazo, amigo.

Xaro La said...

Mi querido amigo, que gran relato, como siempre tienes la habilidad de tocar la fibra, he sentido ese arbolito como si fuera humano, amigo, familia como broche esos tres haikus que engrandecen aún más si cabe este haibun o simplemente un texto en honor al arbolito querido.

Un gran abrazo

Juan Carlos Durilén said...

Muchas gracias, querida amiga, por tu visita y por tus siempre sentidas palabras.

La alegría de contar con tu compañía en este tributo tan modesto como merecido que le hago al amigo árbol de tantas horas. Su presencia formó parte de nuestras vidas, tal como lo expreso.

Otro gran abrazo desde esta Córdoba, ya en primavera.

momiji haiku もみじ said...

Gracias por este extraordinario relato y por los haikus. Hermosos, emocionantes. Aprendemos contigo amigo mío.

Un abrazo grande

Juan Carlos Durilén said...

Gracias a ti, querido amigo, por pasar por este humilde lugar y dejar, como siempre, no solo tus impresiones, sino también tu corazón de enorme haijin.

Otro gran abrazo.

CANDIDATURA COA said...

Es curioso, Juan Carlos (ahora lo pienso): se fue el espinillo del patio y al poco os mudasteis vosotros de casa ¿Su marcha no fue en cierto modo un anuncio de la vuestra? Un abrazo: Carlos

Juan Carlos Durilén said...

Algo de eso parece haber ocurrido, Carlos.
Es como si él y nosotros nos hubiéramos arrancado las raíces del viejo patio, casi al mismo tiempo...

Gracias, querido amigo, por pasar y dejar esta impresión.

Un fuerte abrazo.